viernes, 2 de marzo de 2012

QUERER ES PODER. Diego Ballesteros


QUERER ES PODER. Diego Ballesteros

Conocí a Diego Ballesteros gracias al 2.0. Ya estaba yo "enganchada" a esto del twitter y a través de uno de esos tweets que te llaman la atención descubrí a un chico de sonrisa permanente, presentando un libro "12.822 Km. De Zaragoza a Pekín en bicicleta" sobre su aventura en el año 2008. Un viaje de 12.822 Km, distancia que separaba la Expo de Zaragoza, su tierra, de las Olimpiadas de Pekín. Me gustó tanto su aventura, que seguí sus pasos a través de su blog. En 2010 Diego tuvo un accidente, mientras participaba en la Race ACross America. Fué atropellado por un coche que iba a 100 Km/h, él iba a 30Km/h; voló tres metros, se rompió las dos cabezas de los peronés, la cadera, cuatro costillas, el esternón, dos vértebras aplastadas y dos vértebras rotas....esto, junto con una serie de negligencias postoperatorias ocasionó isquemia de médula espinal: muerta hasta la vértebra cervical-6, sus músculos no responden de pecho hacia abajo y en consecuencia sus sueños deportivos, aventureros, personales, se ven truncados para siempre.

Me impactó tanto su historia y su forma de enfrentarse y vivir su nueva realidad, que el pasado año, en las Jornadas de Montaña que cada año celebramos el Club de Montañeros de Pradoluengo, pensé que Diego tenía que estar con nosotros, compartir su viaje, sus experiencias y transmitirnos toda esa fuerza y energía que le ha ayudado a seguir, a plantearse nuevos retos, nuevas ilusiones.

He leído mucho sobre resiliencia, libros tan buenos como el de Ruben Turienzo "Gana la Resiliencia", video-post geniales como el de Marta Romo o el último post de Raquel CaballeroPilar Jericó introduce este concepto en su libro Héroes Cotidianos, definiéndola como la capacidad del ser humano para afrontar la adversidad, superarla y ser transfomado positivamente por ella. Poco más tengo que añadir a tanto y tan rico contenido. Pero lo que sí puedo aportar en este tema es una experiencia, un ejemplo real de resiliencia: Diego Ballesteros

Estoy segura de que Diego vivió, tras su accidente, momentos de desesperación, de miedo, de negación de la realidad...pero con su enorme fuerza de voluntad, energía e ilusión y con el apoyo de las personas que le quieren, Diego volvió a su esencia y a partir de ahí comenzó a plantearse su nueva vida y nuevos retos personales y profesionales. Tuvo que pasar su propia "travesía del desierto" como explica Pilar Jericó en el libro antes citado.

Quiero compartir con vosotros esta nota que escribí pocos días después de conocer a Diego y escuchar su historia en las Jornadas de Pradoluengo. Y un video que él me ha enviado esta mañana y que demuestra en imágenes lo que yo quiero transmitiros en palabras.

Espero que os guste. Para mí conocer a Diego Ballesteros ha supuesto una lección de humildad, pasión, energía y la gratitud de contar con un nuevo amigo. Pronto volveré a verle, el día 23 de marzo en las jornadas que se celebran en Burgos todos los años "El mundo en bicicleta". A quien tengáis la ocasión de verle, por favor, no os lo perdáis. Merece la pena.

LA GRANDEZA DE UNA SONRISA
Julia de Miguel

Este fin de semana se han celebrando en Pradoluengo las XII Jornadas de Montaña. Desde su comienzo nos han acompañado montañeros/as de gran categoría profesional y sobre todo, humana. Ayer le tocó el turno a Diego Ballesteros, deportista extremo que ha practicado todo tipo de deportes, aunque él se describe como montañero. A raíz de una lesión practicando eskí de travesía comenzó a practicar bicicleta y a partir de ahí se gestó un proyecto que a día de hoy es ya una realidad.

Diego Ballestero es el chico de la sonrisa permanente. Nunca deja de sonreír. Incluso antes de conocerle personalmente, cuando hablaba con él por teléfono podía sentir su sonrisa incansable. La sonrisa de Diego transmite uno de sus rasgos más característicos: su capacidad para ilusionarse e ilusionar.

Diego quiso contarnos un sueño, SU SUEÑO HECHO REALIDAD: los 12.822 Km. que recorrió a lomos de su bicicleta para unir los dos grandes acontecimientos que se celebraban en el año 2008: la Exposición Universal de Zaragoza y los Juegos Olímpicos de Pekín, siguiendo la ruta de la seda y los pasos del mítico viajero veneciano Marco Polo.

Durante las dos horas que duró el viaje que Diego nos invitó a vivir pudimos sentir las emociones, desánimos, sufrimientos, ilusiones, alegrías que le acompañaron a lo largo del trayecto. Nos contó cómo vivió la cultura, tradiciones, hospitalidad, hostilidad y las dificultades que se fue encontrando en su viaje por los 14 países que atravesó hasta llegar a Pekín. Sus diferentes estados físicos y anímicos, problemas intestinales, las condiciones climatológicas que le acompañaron (el calor extremo del desierto de Taklamakan, temperaturas de 51ºC en la depresión de Turfan, la ventolera de piedras en Mongolia, la puesta de sol en Bulgaria…), las trabas burocráticas de algunos países que le hicieron parar durante 10 días en su camino y le obligaron a tener que plantearse etapas posteriores extenuantes de más de 200km diarios sin apenas descanso…Pero también nos habló de la solidaridad de la gente con la que se cruzó por el camino, la hospitalidad iraní, la extrema pobreza y el aislamiento radical del pueblo kurdo en la frontera turca, la generosidad sin condiciones de las personas que menos tienen que ofrecer pero que todo lo comparten, las barreras de idioma que se difuminan cuando lo que importa es ofrecer ayuda, conversación, un lugar donde dormir y comer.

Diego afrontó este viaje extenuante y retador con la ilusión por bandera, una inmensa fuerza de voluntad, perseverancia, motivación y fortaleza.

Es emocionante ver su rostro embargado por la satisfacción del sueño alcanzado a su llegada a Pekín, su sonrisa ilusionante y orgullosa por el reto conseguido.

Y esta es la actitud con la que Diego afronta los retos y obstáculos que le pone la vida. A esta aventura extrema le siguieron otras de igual o más dificultad, pero un accidente en 2010 mientras competía con su bicicleta en la Race Across America supuso el reto más importante de toda su vida. A partir de entonces, no puede ni podrá mover ni abdominales ni piernas.

Resulta difícil pensar que la persona que tienes a tu lado, hablando con tanta ilusión, fuerza, optimismo ha pasado por un episodio tan duro en su vida. Y no sólo eso, sino que Diego decidió que la vida no se acababa ahí, que había que seguir luchando, viviendo, sintiendo y todo con la misma ilusión y fortaleza de siempre y por supuesto, con la misma sonrisa. Como él dice, “Comienza una nueva etapa en mi vida, en la que espero y deseo, no renunciar a nada. Querer es poder”.

Ha sido un placer para mí conocer a Diego y a su pareja Ana (la persona de la que Diego ha recibido un apoyo incondicional. En Ana puedes comprobar que el amor incondicional, sin límites es posible, ella es otra luchadora nata). Ellos están aprendiendo a vivir su nueva vida, pero no se olvidan de las personas que compartieron con ellos momentos difíciles en el hospital y a quien Diego llama habitualmente para transmitirles su fuerza y su sonrisa (que es mágica porque también puedes verla a través del teléfono) o van a visitar aunque se encuentren lejos. Diego tiene una frase en su blog (http://delaexpoalasolimpiadas.blogspot.com/) referida a un amigo que dice “las personas no sólo son grandes por lo que logran, sino también por lo que demuestran”. Después de todo lo que os he contado (y teniendo en cuenta que esto es sólo un resumen) seguro que compartís conmigo la misma conclusión: Diego no sólo ha conseguido grandes logros, sino que nos ha demostrado su humanidad y GRANDEZA.

"La vida no es un camino sencillo,debemos dar lo mejor de nosotros para superar los obstáculos que aparecen."¡ QUERER ES PODER !

http://vimeo.com/34556982




2 comentarios:

  1. Gracias Julia por contarnos su historia. Lo que nos queda por aprender......

    Fuerza y más fuerza. Sea como sea seguir adelante.

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  2. Buen artículo Julia. Creo que no hay nadie que no admire a Diego y creo que cualquiera que tenga blog le dedica unas letras.

    Saludos!

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