lunes, 19 de diciembre de 2011

El camino hacia Tu Cima

Me apasiona la montaña y desde que comencé a practicar el montañismo, siempre que salgo de un refugio o bajo del coche para comenzar a caminar y miro hacia mi próximo objetivo (esa montaña de no sé cuantos metros de altura que se ve lejana e inaccesible) tengo el mismo pensamiento: “Yo no llego, qué lejos, es imposible…” Es un sensación muy similar a cuando en tu vida a nivel personal o profesional te marcas ese Objetivo  con mayúscula: te motiva, te apasiona, crees en él…pero a la vez le vemos tan lejos, tan inalcanzable…
Y a pesar de todo, te pueden las ganas de avanzar y disfrutar de un día de montaña. Partes de una idea clara: antes de lanzarte a conquistar tu cima, has estudiado la ruta, el desnivel, la dificultad del terreno, las predicciones meteorológicas y con todas estas variables, examinas tus posibilidades. Tomas la decisión de afrontar tu reto una vez que has estudiado todo lo anterior y has valorado tus capacidades reales: tu estado de forma, tu preparación para afrontar una escalada y sobre todo tu motivación por alcanzar tu objetivo, la cima de tu montaña. Y entonces te dices: ¡Sí Puedo y voy a por ella!  También en ese proceso para alcanzar nuestro Objetivos personal y profesional valoramos nuestras posibilidades de éxito (buscamos la viabilidad real del objetivo, las dificultades que nos encontraremos por el camino siendo conscientes de que a lo largo de nuestra ruta aparecerán obstáculos que no teníamos previstos) y hacemos balance de aquellas herramientas, capacidades, aptitudes con las que contamos y llevaremos  en nuestra mochila, la cual envolveremos con una gran dosis de motivación que nos haga de “chubasquero” en caso de que llueva en la ruta y evitaremos así, que el agua moje e inhabilite las herramientas (más bien tesoros) que llevamos dentro de ella.
 Tomada la decisión de comenzar la aventura, preparas tu mochila (crampones, piolet, cuerdas, ropa de lluvia y abrigo, comida para el camino…) y comienzas a caminar. En este reto tienes dos opciones, o caminar tu sola y disfrutar del camino y de la aventura en solitario (que es una opción valiente) o compartirla y disfrutarla en compañía de otros/as montañeras que también tienen la ilusión por alcanzar su cima. En todos estos años de escalada he ido comprobando que la cima de una montaña y el camino recorrido para alcanzarla se vive de forma tan personal y única, que no hay una única cima, sino una montaña vivida de forma individual y diferente por cada uno de nosotros/as.
Tenemos que ser conscientes de que debemos vivir y tener nuestros propios objetivos, que nunca vamos a sentir de igual manera un mismo reto. Porque nuestra mochila emocional no va a ser la misma que la de nuestros compañeros de ruta; por ello, no pretendamos vivir vidas que no son las nuestras ni asumir retos que son de otros, porque vamos a fracasar y nos vamos a sentir frustrados al darnos cuenta que hemos llegado a una cumbre que no es la nuestra, y que hemos puesto esfuerzo y esperanzas en aquello que ahora no reconocemos como realmente nuestro. Vamos a vivir nuestro propio sueño, buscar nuestra cima y centrar nuestro Objetivo, sin miedo al qué dirán.
 Una de las cosas que más me gustan del montañismo es salir en grupo y “conquistar” la montaña con otros montañeros/as. Disfrutas al compartir con ellos muchas de las cosas que tu aprecias y valoras: el contacto con la naturaleza, el valor de la amistad, el compañerismo, la grandeza de lo sencillo, la recompensa del esfuerzo, la alegría de la cima, la adrenalina del riesgo, la tortilla de patata y el chorizo del pueblo que alguno/a siempre tiene a bien llevar en la mochila…) pero también son tu apoyo y tu bastón cuando en momentos de cansancio extremo (porque se ha complicado el camino, porque no te sientes con fuerzas suficientes, porque el tiempo ha empeorado y todo se ve oscuro…) quieres tirar la toalla y darte la vuelta. Ellos son los que te esperan, te marcan un ritmo cómodo, te acompañan y siguen motivándote para que no desistas y continúes adelante. 
¡Qué importante es  tener "compañeros/as  de cordada" en la vida! Cuenta con ellos, hazles partícipes de tu objetivo, de tu reto personal, implícales en tu ruta! Rodéate de gente que comparta contigo valores, ilusiones, retos. No importa que sean diferentes en otras muchas cosas (es más, esto te enriquecerá porque te permitirá conocer otras formas de subir la montaña, quizás vean otras rutas alternativas que tu no habías visto), basta con que sean amigos, compañeros, con que compartan lo esencial contigo. Ellos te animarán a seguir cuando lleguen momentos difíciles, cuando sólo veas obstáculos o estés cansado de avanzar. Y también, porqué no, te dirán que pares y te des la vuelta cuando no haya más opción.
 ¡Cuántas veces hemos tenido que darnos la vuelta antes de llegar a la cima! Después de dedicar tanto esfuerzo, tanta energía en llegar hasta donde estamos, de repente condiciones climatológicas adversas, un mal momento físico, un paso extremadamente peligroso, te obliga a abandonar…Puede ocurrir que nuestras ganas de llegar nos cieguen y queramos seguir aún siendo conscientes de que estamos poniéndonos en peligro, a nosotros y a nuestros compañeros de cordada. Entonces están ellos, aquellos que ven el peligro, saben el momento en el que estamos y nos ayudan a recapacitar y retroceder. Y no sólo eso, sino que se dan la vuelta contigo, te acompañan si estás mal y te hacen ver que esta vez no ha podido ser, pero que la montaña está ahí y que si lo intentas de nuevo, seguro que lo conseguirás.
 Y es entonces cuando pones en práctica tu Resiliencia: Porque después de haber puesto tantas ilusiones en tu Objetivo, de prepararte durante meses para estar en forma, renunciar a vacaciones, fines de semana, sólo por tener el tiempo suficiente para poder hacer esa expedición que te llevará a tu cima, cuando estás a punto de conseguirlo… ¡tienes que darte la vuelta! (a veces porque has cometido errores en el camino, pero otras veces por circunstancias ajenas a ti). Y ¿qué te queda? Pues volver atrás y pensar en todo lo que has disfrutado preparándote para este reto, en la gente que te ha acompañado y ha compartido momentos inolvidables contigo todo este tiempo…y cuando llegas de nuevo al refugio, sacas un calendario, valoras opciones, asumes errores y te vuelves a poner en marcha, porque esta vez no ha podido ser, pero ¡volverás a por tu cima! 
Llegará el día en que  ¡conquistes tu montaña! Y  experimentes una sensación de plenitud tan grande, que en ese momento te sientes invencible, sientes el mundo a tus pies. Y si has llegado con tus compañeros/as de cordada la alegría es aún mayor. Eres consciente de que ha sido un trabajo en equipo, que juntos habéis llegado a la cima gracias a la sinergia que se ha creado entre todos y eso junto con la calidez del abrazo grupal por el Objetivo conseguido, es un momento único. Pero cada uno de nosotros será consciente de que ha subido Su Montaña y ha llegado a Su Cima. Y eso te acerca a reconocer en ese preciso momento algo tan difícil de explicar y definir, pero a la vez tan maravilloso como es la Felicidad.
 Elige tu montaña, visualiza tu cima y prepárate para llegar a ella. Y si no te apetece hacer este camino solo/a, compártelo, busca compañeros de cordada, comparte ilusión, motivación…porque la felicidad de alcanzar la cima se multiplica y se hace inmensa cuando se llega en compañía de la gente que te quiere, te valora y te elige para ser su compañero de cordada.

4 comentarios:

  1. Precioso Julia

    Llegará el día en que ¡conquistes tu montaña! Y experimentes una sensación de plenitud tan grande, que en ese momento te sientes invencible, sientes el mundo a tus pies. Y si has llegado con tus compañeros/as de cordada la alegría es aún mayor.

    Gracias por compartirlo con nosotros. Muchos besos Cris

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  2. Un texto genial!
    Sin embargo, ¿no crees que lo verdaderamente interesante no es llegar a la cima, sino vivir cada parte del camino!?

    El cariño con que te preparas la mochila. La emoción previa cuando estás ante ella, o cuando comienzas a escalar, como tú muy bien has explicado.

    Si tenemos que darnos la vuelta... ¿qué nos queda? Nos queda el momento presente, como en cada segundo de nuestra vida! Y si bien es importante el camino recorrido, mucho más importante es sacar el máximo provecho a ese momento, aunque sea para darnos la vuelta.

    Si no estás en la cima, es posible que estés cerca, y también valga la pena apreciar las vistas... y si no hubiera vistas, sácale partido al momento aprendiendo de cómo has llegado hasta ahí.

    En realidad no sé cuándo conquistarás tu próxima montaña, pero te aseguro que este primer post en tu blog puede ser tan dulce y placentero como el día en que conquistes una cima, así que no lo dejes escapar!

    ¿Y qué más da si el blog es el comienzo de un camino o es ya una cima? Lo importante es lo que decidas disfrutarlo.

    Un abrazo!!
    Óscar

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  3. Gracias Cris! desde luego que las alegrías en compañía de la gente que quieres son mucho más plenas. Un abrazo grande!

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  4. Totalmente de acuerdo contigo, Oscar! disfrutar del momento, del camino, de la compañía, ser conscientes del aquí y ahora es parte imprescindible para sentirnos felices. Gracias!

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